Diario de viaje: Buenos Aires – Colonia del Sacramento


Pequeñas olas remolonean en la orilla a 10 metros de mí. Hoy me vuelvo a Buenos Aires. Todavía me queda más tiempo para descansar antes de volver al trabajo.

Me quedó un recuerdo idílico de este poquito pero rico tiempo que pasé aquí. Comenzando con la emoción de distanciarme de mi ciudad. No suelo viajar a menudo. Quiero que eso se modifique desde ahora.

Como hablaba ayer con Agustín, esta ciudad fue robada de un cuentito… me pajericé mal con esta arquitectura, en algunos casos conservada desde los siglos XVII y XVIII; en otros casos manteniendo la línea de construcción que los colonizadores implantaron en América hasta el siglo XIX, mucho de herencia mora.

Las veredas de 50 cm. de ancho me llevaban a un pasado que añoré… no recuerdo ni el principio ni el fin, pero yo siento que ese tipo de lugares formaron parte de una vida de mi pasado. Y lo recuerdo con alegría, con emoción.

El hotel? Normal: cama doble, aire acondicionado, TV por cable, baño muy bien puesto.

El toque de distinción fue el de alguien que completó divinamente ciertos momentos que quizás habrían sido de una soledad no tan feliz.

Lo recuerdo y me parece de película. Estas cosas no me pasan tan seguidas, pero sí existen.

En mi cabeza tenía ilusiones de encontrar cierto afecto en este lugar y me vine muy predispuesto a que me pasen cosas. Y cosas pasaron.

Mis dos noches en Uruguay fueron con él… se me preparó el escenario completo… faltaron los aplausos al final de la obra? Yo creo que no.

Lo pasé a buscar por su trabajo y dimos unas vueltas por el casco histórico. Buscamos bares. Deseaba fervientemente compartir una botella de champagne con él. Pero aunque el bar no apareció (muy tarde para temporada baja…), nada importaba. Él y yo nos bastábamos más que bien. Y además, seamos francos, el resto del entorno nos estaba empujando solo a gozar: el cielo lleno de estrellas, esta arquitectura tan bien iluminada, el oleaje manso del río rompiendo en las rocas que nos cuidaban, el frío que él sintió, mi camisa y mis besos abrigándolo, una tormenta que empezó del otro lado del río… esos relámpagos que iluminaban nuestras caricias como fuegos artificiales de la naturaleza… su BELLEZA INMENSA… nuestro entusiasmo mutuo… la calle de los suspiros y aquellas leyendas contadas por su boca …sexy… Díganme qué más hacía falta? Fue todo perfecto. Y sus ronquidos en mi cama eran arrullos para mi ensueño.

Algo que lamento es no haber estado lo bastante despierto como para darle una despedida afectuosa.

Nos quisimos por dos días. Quiero muchos amores más.

Tema aparte y muy divertido es su personalidad… me causó una enorme ternura su delirio de grandeza, su autoestima enardecida, su curiosidad de mundo… su mirada de nene desprotegido… lejana… oculta. Me dio un amor de dos días... Genial!!!

3 comentarios:

Kittin dijo...

Ah bueno ! Que lindo escuchar que la pasaste tan bien y tuvo el agregado de un amorio vacacional.
Por lo que veo estuvo bueno, por que me imagino que te sirvio mucho para poder "despejarte"... y te hacia falta, asi que me alegro mucho mucho por vos :D
Bueno Amigo, espero que sigas bien y que termines de descansar en estos dias que te quedan, se te extraña mucho por aqui.
xoxoxo

Javier Guarascio dijo...

Ahhhh el amoooorrr

Mr. Kittin [♥] dijo...

Necesitas un tagboard !!!! Y para cuando un update?

xoxoxo